Nos quedamos en una suite, nos gustó el concepto, sin embargo, las almohadas son muy incómodas parecían tener cierta antigüedad, no había cobija/cobertor y toalla extra incluso cuando la reservación consideraba dos adultos y 1 menor.
El último día me percaté de que las sábanas eran las de huéspedes anteriores porque encontré cabello largo y rubio y pequeñas pestañas postizas, que por supuesto no pertenecían a ningún huésped.
Lo que rescatamos, es la atención y servicio del personal de recepción, restaurante y los caballeros de ballet/botones.