Sobre un edificio en el centro histórico, rehabilitado con notable gusto, se ubica este alojamiento. Sin los servicios de un hotel, el equipo se encarga de dar un servicio excelente.
Nos alojamos en la habitación del último piso. Unas vistas muy bonitas de la ciudad (aunque no de la zona de la Universidad), la habitación ocupa toda la planta del edificio. Amplia, cómoda, con bañera en la habitación... en fin un alojamiento muy singular y con un precio razonable.
El equipo muy próximo. Desde la chica que nos atiende en recepción, hasta la persona que nos trae el desayuno a la habitación (que no estaba incluido, pero que nos han entregado una cesta con varios productos más que suficientes para empezar el día).
En fin muy recomendable.