Las instalaciones son estupendas, pero la atención del personal, salvo honrosas excepciones, es lamentable. El día de llegada, con alerta amarilla por tormentas, nos facilitaron mal el horario de la cafetería, en la que nos dijeron que podíamos tomar algo de cena hasta las 23:30. Llegamos a las 22:36 y nos negaron cualquier cosa de comer, incluso fría, aunque estaban saliendo platos de la cocina. Lo peor es que viéndonos con un bebé de un año y que diluviaba, ni tan siquiera nos ayudaron con algo de información sobre a qué pueblo nos podíamos dirigir. Es solo un ejemplo de la muy mala atención que hemos recibido por parte del personal.