La relación precio calidad es más que buena. Es un condominio frente al mar. El mar es lindo (calentino, transparente), aunque la playa no es nada del otro mundo. Mejora mucho cuando baja la marea. La pileta está muy buena. Y el entorno en general es muy lindo, ideal para la familia. Mi hijo de 2 años se la pasó corriendo de un lado para el otro y buscando los animales que hay en los murales y en los azulejos del suelo. Por los que pagué (65 dólares) no hay nada de esta calidad y frente al mar. Mi habitación tenía un balcón con hamaca paraguaya y vista al mar. Baño arriba y abajo. Arriba había una habitación muy grande. Abajo, el living con tele y la cocina, bastante bien equipada, aunque no andaba una de las dos hornallas. El primer día se nos rompió el agua caliente, nos ofrecieron cambiar de habitación y como les pedimos quedarenos mostraron mucha predisposición para arreglarlo. O sea, no hay mala intención, todo lo contrario, los empleados son amables y buscan que te sientas bien. El desayuno no es nada de otro mundo. Cumple y punto. Se destacan los tamales, los mejores que probé. Hay un pequeño quiosco con algunas cosas básicas, pero que no vende alcohol (quizás por esto de que es un lugar familiar). Enfrente, sobre la ruta, hay una dependencia policial pequeña. El balance es bueno, ni hablar por el precio que cuesta.