Es un buen hotel. Con un buen desayuno (aunque el café tiene mucho por mejorar) y buenos servicios comunes (como piscina, área de juegos, sauna y gym). El bar y restaurante son muy animados, y si bien hay lugares mejores en Campinas por el mismo precio, tiene un nivel suficiente como para cenar o almorzar alguna vez ahi. Las piezas son algo pequeñas para lo que uno espera/paga por un Radisson. El servicio es cálido y hospitalario, propio de los amigos brasileños que son realmente muy amables. Sin embargo, no me gusta el estilo que se le da a la recepción, es muy informal, lo que hace que ciertas preguntas son respondidas de manera vaga, bien milenial (si se me permite). Obviamente depende en algo de quien te toque pero les falta imponer un estándar. No ayuda mucho que esté siempre siendo la espalda.
En cuanto al aseo, me quede 10 días, por lo que al final el WC del baño no tenía tan bien olor, le faltó alguna limpieza en profundidad durante mi estadía.
Si tuviese que ir de nuevo a Campinas, este hotel estaría nuevamente dentro de mis posibilidades, pero no sin antes buscar nuevamente algún otro hotel por ese precio.