Estuvo todo bien gracias al carácter del edificio, que es precioso. En cambio, el personal del hostal no es muy proactivo en ayudar en el viaje de los huéspedes. De hecho, basan la mayoría del staff en "voluntarios" no muy involucrados y con 0 ganas de hablar castellano. El conocimiento del país es limitado y su ayuda no resulta demasiado sincera. Una chica británica en recepción acabó diciéndome "no esperes que te hablemos español" (lo cual era mentira, había parte del personal que sí que hablaba español). El idioma, en sí, no es un problema, pues hablo inglés y más idiomas, pero sí en cuanto a actitud de cara al huésped.
El resultado final es que, pese a estar en el Caribe y una cultura tan rica como la dominicana, se parece más a un pub irlandés.
Hay un perro gigante en el establecimiento y campa a sus anchas. Se porta muy bien, pero reconsidera tu estancia si tienes alergias.
La cocina tiene utensilios limitados y cuando quise cocinar casi siempre me tocaba limpiarlos por adelantado. Esto, obvio, por falta de educación de los huéspedes, pero sin mayor reacción por parte del alojamiento.
Estuve en la habitación de 12 camas, con ventilador en cada cama. Se podía dormir bien. Hay taquillas pequeñas dentro (necesitas tu candado) y las puertas se abren con tarjeta magnética, por lo que la seguridad de tus pertenencias no debería ser un problema. La mochila, eso sí, no la podrás guardar en ninguna taquilla grande.