El hotel tiene un encanto especial.No es como cualquiera, allí Sophie y Pierre te hacen sentir como en casa, literal.
El lugar es hermoso, lleno de parque que te permite convivir con la naturaleza.
Las habitaciones cuentan con todas las comodidades necesarias para descansar: hamaca paraguaya, cama, mosquitero,aire acondicionado y minibar.
Los espacios en común son cómodos y hermosos, ideales para relajarse luego de un día de playa.
Tuvimos un inconveniente con la ducha y sin tener que decir nada nos cambiaron de habitación y se preocuparon porque estemos siempre cómodos.
Cuenta con un servicio de transporte desde las 18.30 hs hasta las 22.30 hs (con frecuencia cada media hora) que realiza el trayecto hotel - el cuadrado ( es el centro turístico donde se encuentran la mayoría de los restaurantes y locales). Igual, si no tienen problemas para caminar el centro queda realmente cerca (5 cuadras de subidas y bajadas).
La gente que trabajaba allí, es muy amable y predispuesta, siempre intentan que te sientas lo mejor posible.
El desayuno es muy abundante y variado.
Una de las ventajas es que te dan las llaves de la puerta principal y de la habitación, las cuales las tenes vos todo el tiempo, entrando y saliendo a cualquier hora sin problema.