Este hotel está muy bien situado y comunicado. Es muy elegante, incluso diría refinado, tiene una decoración muy clásica , da un aire al turismo de lujo de los años cincuenta, pero todo muy bien arreglado y actualizado. La decoración de la habitación era bonita, me recordaba los años cincuanta por el mobiliario,y adaptada a la zona (paredes blancas, suelo de baldosas floreadas...)y con un balcón con unas vistas estupendas a la plaza, la playa y parte del pueblo a ambos lados. Lo malo es que se podía oir algún ruido de los huespedes de la habitación de al lado, pero por suerte eran gente tranquila. El personal me pareció excesivamente sobrio, pero eso creo que va con la imagen del hotel y el público al que va destinado.
El desayuno muy bien, y la terraza de la sala de desayunos de primera, lástima que no hizo buen tiempo para disfruarla.