Es un paraiso en Madeira, habitaciones luminosas, grandes, con vistas al mar, totalmente confortables. El hotel esta al lado del aeropuerto, pero para nada molesta el sonido de los aviones. Tiene dos playas privadas que son un mini paraiso en el Atlantico, con poca gente porque el hotel tiene pocas habitaciones, estan muy bien cuidadas. Hay otra piscina clásica con tumbonas también muy agradable. El servicio del hotel amabilisimo, recepcionistas, camareros, todos totalmente focalizados en el cliente y en ofrecer un buen servicio. Es un hotel donde espero volver. Hemos estado ahí una semana y nos ha encantado. Lo recomiendo al 100 %.