Conozco este centro desde su inauguración. Todos los veranos he disfrutado de su spa y en cuatro o cinco ocasiones pernoctado en el hotel. Lo he recomendado a familiares y amigos porque siempre me ha parecido uno de los mejores centros. En esta ocasión no puedo decir lo mismo. Las aglomeraciones en el spa no las había visto nunca. El jueves por la tarde era prácticamente imposible encontrar un rinconcito tranquilo. Sé que los sábados asignan turno por este motivo, por qué no hacerlo siempre cuando el hotel está prácticamente lleno? Eso, o no vender entradas a personas que no están alojadas. También he visto cierta dejadez: gresite desprendido en muchas zonas, duchas que no funcionaban, dispensadores de jabón vacíos…hasta tuvimos que avisar a la socorrista porque a mi marido se le enganchó el bañador en un tornillo desprotegido en una de las camas de burbujas. Eso fue resuelto al momento precintando dicha cama. En resumen, es la primera vez, y como he dicho han sido muchas, que no salgo con “tan buen sabor de boca”. Es un sitio maravilloso, no dejen que el paso del tiempo haga su labor.