Es el típico lugar para jubilados británicos y alemanes. El jardín es agradable pero la piscina cierra pronto (18.30) y las hamacas son retiradas sobre las 17 para preparar la cena, por lo que apenas hay tiempo de disfrutarlo. El desayuno está bien pero no incluye cosas que salen en la foto, como zumos o frutas variadas. Las habitaciones son viejas, no hay nevera y no hay ducha como tal, sino que hay una alcachofa con poca presión y todo el suelo del baño es la ducha, lo que lo hace incómodo y sucio. No está permitido meter comida o bebida externa. El último día sí nos permitieron dejar allí las maletas mientras paseábamos por la ciudad. No nos gustó que pedimos orientación para llegar al aeropuerto en transporte público (30 min en tranvía y 2,75 liras el billete) y nos intentaron vender servicio de taxi sin llegar a darnos la información que pedimos. En general, es la ciudad en su conjunto la que no merece la pena visitar.