El hotel está muy bien situado a un paso del casco viejo y a otro del Guggenheim. La habitación familiar bien, un sofá cama aceptable y unas dimensiones adecuadas.
El personal muy amable y simpático, camareros, limpiadoras, personal de desayuno, ...
Desayuno muy bueno.
Solo pondría como punto un poco negativo que se oye la música del local de conciertos de al lado, es algo que solo me ha molestado a mí, mis hijas y pareja apenas lo han notado, pero si tienes sueño ligero aconsejo unos tapones.
Las almohadas también las mejoraría, son muy delgadas, una un poco mas gruesa sería suficiente.
Repetiremos si volvemos a Bilbao porque las ventajas superan los pequeños inconvenientes