Me gustó el hotel. Está bastante cerca del centro histórico de Viena, se llega caminando a la Ópera, a Stephanplatz y otras atracciones, pero lleva unos cuantos minutos de caminata. La habitación es muy grande, cómoda y luminosa, y el baño también es espacioso con una buena bañera y ducha fuerte. La atención es buena. Lo único que podría mejorar es ofrecer un desayuno con precios razonables, o que lo incluyan en la tarifa del hotel. Me pareció un precio excesivo, por lo tanto no lo tomé en el hotel, como hubiera preferido. En los excelentes cafés y bares de la ciudad se puede desayunar por mucho menos, pero no es la comodidad de tenerlo en tu hotel cuando recién te levantas. Igualmente estoy satisfecha con este hotel.