La estancia transcurrió con normalidad, a petición propia se me facilitaron mantas y un par de almohadas más para nuestro confort personal. En recepción muy atentos, la lástima es el servicio de desayuno y restaurante durante las cenas muy poca atención al cliente, esperas para solicitar la carta largas, los empleados sin ningún interés en ofrecer un buen servicio. Falta de comida, algo que deberían advertir antes de pedir a la carta y saber que le queda al chef. El desayuno mal estructurado, sin un mise en place eficiente, bajaban clientes a desayunar y no encontrabas vajilla, ni cubiertos a disposición de los clientes. Tampoco la limpieza era como debía ser.