El hotel tiene una situación privilegiada, delante de la iglesia, cerca de restaurantes y la playa fluvial, un pequeño parque con lago, muy bonito, la habitación moderna. Lo que no me gustó fue que elbprimer día muy temprano sonó una alarma de incendio, se cerraron las puertas antiincendio del pasillo y a los minutos se paró. Pero nadie nos dijo si todo estaba bien, si pasaba algo, tuve que llamar yo a informarme. El segundo día cuando bajamos a desayunar en nuestro turno de una hora ,tuvimos que estar esperando media hora y aún así tuvimos que ir nosotros a hablar con la chica de la recepción para decir que como hacíamos y nos dijeron que vinieramos en el siguiente turno una hora después, ( eso fue para mí un gran fallo de organización, el día anterior a la noche había llegado una excursión de gente y estaban todos desayunando en nuestro turno, y en vez decirle que no podían, o nos preguntaran a los demás sí podíamos cambiar el turno. Dejaron que estuviéramos ayi esperando para al final hacernos cambiar el turno y lo último que no me gustó es que de cortesía ponen fruta una botella y unas cápsulas de café. Las cápsulas a lado tenían una cartel que podías interpretar de varias maneras, pero con lo que costó la habitación pensé que sería un obsequio. Pues al hacer el check out nos cobraron los 3 cafés que habíamos tomado. En otro tipo de habitación puedo entenderlo pero en una que nos cobraron 190 euros la noche no me parecio bien, o que por lo menos este mejor explicado.