La anfitriona que te recibe es increíblemente amable. La casa de huéspedes no cuenta con estacionamiento propio, se puede estacionar en la calle sin costo. La habitación extremadamente pequeña, el baño sin bidet aparte, solo echa un pequeño chorro por un hoyo que no sirve para nada, y la ducha casi imposible bañarse, yo soy de estatura baja y me costaba mucho trabajo, no quiero pensar una persona alta. El baño se ve viejo y descuidado. Si no eres nada exigente serán detalles que no te afectarán. La TV muy buena, el aire acondicionado muy bueno y un pequeño servibar dentro de la habitación. El desayuno que ofrecen es "a la italiana", es decir, café que tu te preparas y croissant. La ubicación fantástica para los museos del vaticano, la capilla sixtina y un poco más lejos la entrada al vaticano.