Dicen que la primera impresión es importante cuando conoces a una persona pero ciertamente cuando conoces una empresa, un servicio, en este caso un Hotel. Nosotros llegamos a Berlín luego de un viaje de más de 12 horas en avión y 6 horas en tren desde Munich. La persona encargada de recibirnos, una muchacha de cabello oscuro, fue poco simpática y amable.
Uno no espera un comediante pero si un trato respetuoso y amable. Al llegar le dije buenas tardes tenemos una reservación y en forma seca preguntó mi nombre, el cual le dí, de mala manera pidió únicamente mi apellido a pesar de que lo que había preguntado era mi nombre. No se molestó mucho en verificar mi reserva a pesar de que la llevaba impresa por si había problemas o dudas, indicando que era únicamente una habitación en la que nos debíamos acomodar cuatro personas, en lo cual le dije que debía haber un error y me dijo que no.
Cuando nos íbamos a la habitación vino tras de nosotros para decir que efectivamente la habitación eran de dos personas y no podíamos entrar los cuatro, verificando que la otra habitación estaba a nombre de mi amigo. En fin, pésimo servicio al cliente de esta muchacha. Afortunadamente el hotel estaba bien, bien ubicado, la habitación limpia y el resto del personal sin ser extremadamente efusivo era correcto y respetuoso