Es un hotel antiguo que está perfectamente ubicado, a 2 minutos caminando a la estación del metro a otros 2 de la estación de trenes y a otros 2 de la estación de tranvías. A la Plaza Central de Praga se puede llegar en 10 minutos caminando.
Se debe tener en cuenta que la entrada es por una galería. Te informan que a partir de la medianoche cierran la puerta de la galería y que se debe tocar un timbre para poder ingresar al hotel. Sin embargo, durante mi permanencia, esa puerta nunca estuvo cerrada del y todo y pude ingresar sin problemas al hotel.
La habitación es espaciosa pero un poco antigua, aunque tiene lo necesario para un buen descanso. El desayuno que sirven es agradable, el wifi funciona bien y el personal es muy, pero muy amable. Un hotel para volver y recomendar.