Excelente ubicación, muy cerca de la catedral.
Es un gran hotel, con restaurantes en la parte de abajo y muchas habitaciones. La que nos dieron, tenía unas vistas agradables, luminosa ( si el tiempo lo permite…)
y muy tranquila.
Hay varias salidas del hotel, una da directamente al paseo fluvial, con barcos y vistas del gran río Rín.
Espectaculares los puentes a lo largo del río.
Zona muy agradable para caminar y pasear.
Sin duda fue el mejor hotel en todo el viaje por Alemania.