El hotel, en general, es agradable. Nada extraordinario, pero limpio. Lo único negativo fue el restaurante donde ofrecen el desayuno a los clientes del hotel. El hombre que atiende es sumamente rudo. Se enojó muchísimo y nos trató muy mal porque le dijimos que queríamos el desayuno para llevar. Nos empacó unos huevos, de mala gana, y ni siquiera nos dió café ni jugo de naranja. Algo por lo cual habíamos pagado.
Además, deberían advertirle a la gente lo terrorífica que es la carretera del puerto a la Fira. Es como si los buses subieran escalando el arrecife. Jamás había sentido tanto pánico. El lugar es hermoso;pero solo es comercio y hoteles. Me arrepentí de haber perdido dos días que pudiera haber aprovechado en Atenas.