El lugar donde se encuentra es perfecto, a un paseo de la población de Loboc, justo entre el rio y los arrozales. Las habitaciones muy bonitas, típicas cabañas de bambú, con cama muy cómoda y con mosquitera, sin aire acondicionado, pero con un ventilador. El baño es al aire libre, precioso. Tiene restaurante propio, con una cocina muy buena y bien de precio, los cócteles muy buenos.
Una desventaja podría ser que desde las 15 hasta las 22 los vecinos suelen cantar en el karaoke, y se oye mucho. Durante nuestra estancia estaban remodelando varias cabañas y se escuchaba el ruido de las obras desde las 8 de la mañana, no era problema para nosotros, pero si deberían de avisar de este tipo de cosas.