La verdad que para un hotel de 4 estrellas tiene muchas cosas que no lo parece.
En la habitación: las camas incómodas y muy ruidosas, el plato de ducha y la mampara antiguos y la limpieza regular. Ya incrustado el verdín.
Muchos mosquitos, la limpiadora podría echar un poco de insecticida para por lo menos ir matando los del día.
El restaurante mediocre; cantidad pero poca calidad en los productos. Los guisos aguados. Las paellas buenas. La fruta escasa, solo sandía y piña siempre , algún día melón en vez de sandía. La demás fruta incomible. Lo mejor y poco habitual el zumo de naranja NATURAL, riquísimo.
Luego lo de reciclar vasos lo veo bien, pero un rollo lo de que te den fichas para poder canjear por la bebida. Una por persona. Los camarer@s, salvo dos o tres, muy sabori@s. Estaban como de mala gana. A ver es su trabajo y no cuesta ser amable. Parecían obligados y nosotros como si fuéramos pesados.
Otr@s no, simpáticos y amables.
En recepción bien.
El aparcamiento carísimo, 18€ por noche. Y no sabemos porqué en la entrada tienen tantos aparcamientos y están cerrados. Tenía que ser el subterráneo.
Los espectáculos, hubo alguno bueno, flamenco, magia, pero en un salón interior, no tienen zona fuera para espectáculos. Y en un hotel bueno siempre lo hay, tienen espacio para un escenario en el exterior. Una chica que cantó en directo, buenísima, la pusieron a la pobre en la salida de la cafetería para la piscina y allí ni se la veía bien ni se podía bailar ni nada.