Buenísima ubicación. Cuartos chicos y viejos, pero lindos y limpios. Suficiente para dormir cómodamente en un lugar donde todo quede cerca, literal a un lado de la catedral. El restaurante de a lado, muy bueno, pero muy caro.
El único defecto es que hace falta una remodelación de ciertos muebles y que el WiFi no llega a las habitaciones. Lo demás, todo bien.
Eso sí, yo no vi aire acondicionado ni calefacción, pero tampoco lo busqué