Bien en general si bien la situación no es buena. A unos 11 min andando a estación de metro Comersina pero sin ningún servicio alrededor. Buscar simplemente un sitio para desayunar es tarea imposible. Mucho edificio abandonado alrededor.
El hotel en general está muy bien en cuanto a instalaciones, confort y limpieza y la atención del personal, salvo una especie de energúmeno que parecía un vigilante, que al entrar en el recinto con el coche simplemente para dejar las maletas en la entrada de recepción, con niños, bajo un sol de justicia asfixiante, en un entorno en el que no aparece señal de prohibición de paso, una vez bajado el equipaje, se nos recibió con gritos y juramentos en arameo por este ser indefinible. Le insto educadamente a dejar el equipaje y sacar el vehículo, pero lejos de cambiar su actitud, proliferando de nuevo gritos como poseído, me obligó a subir el equipaje y dar la vuelta a todo el edificio del hotel. Pensé por un momento en que me había equivocado yo y que adonde me dirigía este educado señor era la entrada. Pues no. Estaba en lo cierto. Acabé en un pedregal que además te obligaba a bajar escaleras cargando con el equipaje y cruzar todo el edificio hasta llegar a recepción. Este lamentable hecho fue comunicado al personal respetable de recepción y por la cara expuesta, se sospecha que no es la primera vez que ocurría. Lamentable, jamás me había ocurrido algo así. Atención, hotel de 4 estrellas.