Un hotel fantástico, en el que te sientes como en casa de lo bien que te trata el personal. Las habitaciones están poco iluminadas, para dar esa sensación de calidez de hogar y son muy confortables, con todo lo necesario para sentirte bien cuando vuelves de un día ajetreado. Nuestra habitación tenía hasta bañera, pero la usamos como ducha, que gasta menos agua.
Las zonas comunes son de las mejores que hemos visto, amplias, confortables y tienes para hacerte infusiones o café. También dispone de pago, comida vegana en tarros individuales que ellos mismos venden.
El personal muy amable y siempre dispuesto a ayudar. Son excelentes, nos ayudaron mucho con todo.
Totalmente recomendable.