Cuando llegamos al Hotel, el recepcionista nos recibió hablándonos a la vez que usaba el What's App de su teléfono móvil, ni nos miraba a la cara. Y mientras nos hacía el Check-In de la habitación, estaba comiéndose una barra de pan, ¡literalmente!
El Wi-Fi es de pago, y nada barato ni asequible (¡5€ nada más y nada menos!)
La habitación estaba muy sucia. De hecho, las cortinas blancas, eran negras. La ducha es imposible de regular, o muy fría o muy caliente, no hay punto medio.
El hotel es muy viejo y necesita una reforma urgente.
Está a 1 hora a pie del centro de Milán (Plaza del Duomo) y a unos 30 minutos en Metro, pero la estación de Metro más cercana está a 15 minutos a pie.