El hotel se encuentra a la orilla del mar, nos la pasamos muy bien, pudimos disfrutar de la naturaleza, nos toco ver a un cangrejo en su caracola caminando en la playa, por la noche vimos cangrejos peleando con sus grandes tenazas, nos quedamos con las ganas de atraparlos.... por la mañana salimos a recoger conchas y caracoles.
Mis hijos estuvieron felices con el hecho de poderse meter tanto al mar como en la alberca sin necesidad de ir a la habitación ya que había una regadera y baños a un lado de la alberca.
Por la noche el aire acondicionado, perfecto (sin ruido).
Me encanto poder comprar comida diferente a lo que ofrece el hotel, el mismo personal me ayudó a encontrar otras alternativas, como pizza, tortas, burros, nachos, etc.