Tanto mis compañeros de viaje como yo nos sentimos engañados. Para hacer la reserva, claro está, vimos las fotos y nos pareció bastante razonable. Sin embargo, al llegar, tanto la habitación de mis amigos como la mía, daban pena. La tarjeta para abrir la puerta NUNCA funcionó. Eso me implicaba que, cada vez que debía entrar, tenía que pedirle a los encargados en la recepción para que me abrieran. Las ropas de la cama estaban sucias, olían feo y hasta tenían pelos por todo lado. Eso, para mí, era una indicación que no habían sido lavadas. EL inodoro estaba reventado y la puerta no cerraba. Afortunadamente para mí, estaba solo, sino...horrible! Los paños estaban rotos y cuando no había papel higiénico, se lo entregaban a uno en la recepción y había que subir con ello por el edificio. El ascensor del tercer piso no funcionaba... Ese hotel fue un verdadero desastre.