Las instalaciones, por lo general, buenas. El trato del personal del comedor excepcional. La zona es buena, más tranquila que El Arenal.
En primera línea de playa, pero sin acceso directo a ella (este es un gran inconveniente porque hace que los clientes tengan que irse hasta la recepción para salir a la playa en lugar de acceder directamente desde la piscina).
El buffet es variado pero normal, no sé si de un 4 estrellas. Los zumos son agua. No reponen demasiado las bandejas, especialmente los postres. Si vas a última hora, 21-21:30, hora normal para cenar para los españoles, ya no queda casi nada de postre. Además, las bebidas para la media pensión son de pago y carísimas, el agua en concreto (2'50 € por una botella de medio litro).
Uno tiene la sensación de que miden todos los gastos al milímetro para no salirse de su presupuesto, pero los fallos son comprensibles por su razonable precio: 1000 € por 7 noches en el mes de julio.