El hotel está a una cuadra del metro Ottaviano, lo que es muy cómodo, además de estar muy cerca de algunos de los principales puntos de interés. El desayuno muy rico y puedes servirte lo que gustes. La habitación era grande y tenía aire acondicionado, a pesar de estar al lado de la recepción no escuchamos ningún ruido molesto. El baño estaba en buenas condiciones y limpio, igual las toallas. El personal fue en general muy atento en especial Max quien nos explicó donde ir y nos ayudó con las maletas, además de esforzarse por hablar español. La chica de recepción (de pelo corto) también fue amable y atenta. Sin embargo hubo otra chica (pelo largo, la vimos sólo al desayuno) y fue bastante molesta. En general es un buen hotel, si fuese a Roma denuevo sin duda volvería.