Las piscinas del hotel son muy pequeñas, además sin vigilancia, por eso era casi imposible conseguir una hamaca ya que casi todo el hotel estaba ocupado por ingleses y ya dejaban las toallas en ellas toda la noche para guardarlas. Nosotros estábamos en el complejo Esmeralda Mar y las vistas desde la terraza, que era enorme, eran preciosas se veía la cala de Sant Miquel y la montaña. La animación del hotel desastrosa, se hacia en la piscina del completo Sant Miquel parc, solo bajamos un día ya que anunciaban un espectáculo que no se hizo, estuvimos esperando mas de una hora para nada y por eso no fuimos mas. Eso si, Erik, el chico de la recepción es muy amable y simpático. El apartamento muy bonito y recién reformado, tenía dos televisores de plasma, uno en el salón y otro en la habitación, el cuarto de baño de diseño y la cocina muy bonita. A pesar de todo estuvimos bastante bien, porque los huéspedes del hotel, a pesar de ser prácticamente todos extranjeros, eran muy correctos y educados cosa que en otros hoteles no hemos encontrado. En definitiva hemos pasado unas vacaciones tranquilas, donde se ha podido descansar y por lo tanto visitar gran parte de la isla.