Coqueto hotel en medio de Lloret.
Empiezo por lo mejor: la ubicación excelente, de 10; cerca de la playa, a un paso de la estación de buses, rodeado de restaurantes, con un parking en la puerta-de pago, eso sí,-hacen un 10% de descuento a los clientes, se cobra por día 20 €, por poner un pego el hotel de al lado es de clientela extranjera ruidosa, y si te toca una habitación a pie de calle los borrachos molestos te despertarán, pero quitando el fin de semana el resto de los días se duerme bien.
La habitación cómoda, muy limpia y funcional, te dejan agua y todo funciona correctamente.
El personal amable y dispuesto a ayudar, tanto los de recepción, los camareros, como los de limpieza.
El desayuno muy bueno, con mucha variedad: panes, frutas, cereales, salados, dulce, cocina en vivo para huevos, crepes, tortillas. Otro 10.
Todo el hotel es coqueto y nuevo, no es muy grande y está decorado con gusto.
Lo peor con diferencia la piscina: pequeña, sin sitio para nadie ni para nada, un pequeño estanquito con 12 camas balinesas y 10 hamacas. A partir de las 4 de la tarde en sombra. Un casi cero.
El precio bastante bien y relación calidad/precio buena.