El personal desde el minuto uno hasta el final amble, cercano y dispuesto a ayudar en cualquier detalle. La habitación un poco pequeña, la verdad, pero se compensa por la comodidad de las camas con unos edredones fantásticos (en una nube toda la noche) y lo confortable de la temperatura. Es aconsejable habitación interior para evitar el ruido de la calle, que es considerable. La anécdota: Tienen una foto en el ascensor y en las plantas de un desayuno "terrible" a € 15.- que les hemos sugerido que cambien... el desayuno es estupendo, variado y de muy buena calidad. Las camareras de sala muy educadas y serviciales. La ubicación es perfecta, y con fácil comunicación a la estación (no vale la pena coger un taxi, los autobuses están a 50 mts). El hotel ha resultado el complemento perfecto para una ciudad encantadora... repetiré sin duda y lo recomiendo calurosamente, no defraudará. (El texto redactado por mi tía que es la que hizo el viaje)