El sitio es increíblemente bonito. El trato super amable y muy atentos. La comida muy buena, en concreto el cocido liebaniego está exquisito. El entorno es un entorno tranquilo, para desconectar del mundo.
La única pega es la acústica y el ruido. Se escucha la habitación de arriba perfectamente. Y las tablas del suelo/techo crujen mucho. Pero, por lo que dicen, están trabajando para mejorarlo.
Recomendable para descansar y desconectar.