Hicimos el check in a las 10 de la noche, luego de manejar varias horas para llegar a Chalten. El hotel en general se ve bien, la habitación nos sorprendió por lo grande y cómoda que era, con una cama extra grande y muy cómoda. El problema fue cuando fuimos a ducharnos antes de dormir... el agua caliente era literalmente un hilo, que ni siquiera fluía en forma constante. Una buena ducha caliente antes de dormir, algo básico que uno espera de cualquier hotel, se tornó una misión imposible. Respecto a la limpieza, en general estaba bien, excepto por la zona del lavatorio que tenía marcas de jabón y pasta de dientes por todos lados, como si no la hubiesen limpiado. Al día siguiente cuando bajamos a desayunar, nos encontramos con que todas las mesas ya estaban vacías, pero sucias. Ni una sola mesa preparada, incluso cuando ya no había ni una sola persona desayunando ahí. Así que tuvimos que sentarnos en una de las mesas sucias y desayunar ahí. El desayuno es estilo buffet, básico pero aceptable. El problema es que tampoco controlan la reposición, tuvimos que avisar que no había más café, ni medialunas, ni jamón y queso. Es una pena porque el hotel no es feo, las habitaciones son nuevas y con excelentes camas, pero la falta de agua caliente es algo que no se puede perdonar, jamás volvería a este hotel por esa razón. Espero que lo puedan solucionar.