Fantástico! Un pequeño hotel situado estratègicament justo antes de la entrada a la Vall Fosca. La comodidad y trato de los propietarios te hacen sentir como en casa. Mireia actua como una excelente anfitriona y toda la familia te acoge como un invitado, no como un huésped. El compromiso de esta familia con el planeta, el entorno, los cuidados detalles, el desayuno, la cena y el confort de las instalaciones, convirtieron el fin de semana en una experiencia maravillosa que habrá que repetir. Se me olvidaba destacar la colección de antigüedades que se encuentran por los cualquiera de los rincones de la casa, imprescindible.