Hotel estratégicamente situado, en el barrio de Ginza y con un precio razonable, en ese sentido es imbatible. En el centro y con todo a mano, líneas de metro, barrios populares, restaurantes, estaciones de tren, perfecto.
El baño es pequeño. Yo hubiera distribuido el espacio de la habitación de otra manera. El restaurante del hotel, donde se hacen los desayunos, es un restaurante búlgaro. Sorprende un poco que sea búlgaro. Sus comidas, salsas, yogures, ensaladas, las hacen muy bien, y la comida japonesa como el curry, sopa de miso, tortilla cuadrada, salmón, caballa, pues no tan bien. He tenido la sensación al final de mi estancia de ir de menos a mas en mi satisfacción con el hotel y el restaurante.