Casa Geranio es única. No hay palabras para describir la casa, la amabilidad de sus dueños y la belleza del paisaje. Gabriel y Claudio fueron unos anfitriones increíbles, atentos en todo momento a lo que pudiéramos necesitar, un taxi, una recomendación para cenar, un libro... La habitación en la que nos quedamos: Carioca, era un sueño. Muy cómoda y funcional, con su propia piscina, nos hacía difícil querer salir. Los detalles son otro punto a destacar. Pocas veces se encuentran tantos detalles en cosas sencillas pero que hacen a la belleza de las cosas. Cada rincón está pensado para la contemplación y el disfrute. La casa es mágica, con la mezcla perfecta de sus años y el confort y decoración de este siglo. Prepárense para los desayunos. Todos los días cambian, no sólo por la vajilla, que es perfecta y también cambia, sino que Claudio inventa formas de preparar los huevos, o hacer una torta de zanahoria y chocolate, esto hace que el inicio del día sea siempre una sorpresa, abundante y deliciosa. No podemos dejar de mencionar a Paco, la mascota de la casa, siempre dispuesto a recibir un mimo. Fueron tres días bellos que quedarán en nuestros recuerdos. Gracias Casa Geranio por tanta calidez y hospitalidad. Ojalá volvamos.