El hotel está bien ubicado, muy cerca del metro "Reppublica" y de la Via Nazzionale por donde pasan muchos autobuses. No al lado, pero cerca (se puede ir andando si no vas muy cargado) de la estación Termini para coger los autobuses a los aeropuertos.
El hotel ocupa la tercera planta de un edificio "clásico" (lo que incluye antiguo, pero regio). El sitio tiene cierto encanto, y está rodeado de edificios del ministerio del interior, con lo cual hay fuerte vigilancia y es una zona tranquila por la noche (se duerme bien). Hay unas 20 habitaciones (nos dijeron) y las instalaciones son básicas, un comedor pequeño para el desayuno y unas mesas para tomar algo en una terraza interior que es el pasillo que une dos escaleras.
La atención es agradable, aunque en nuestro caso un poco "tranquilos". Tuvimos problemas en el baño en una de las habitaciones y nos decían que lo apuntaban, pero no tomaban acción. Pudimos convivir con los problemas, pero nos dejó sabor agridulce.
La habitación está decorada en estilo clásico, pero no estaba vieja. Las paredes enteladas, pero en buen estado, el baño funcional (completo con cabina de ducha) y una cama de matrimonio grande y cómoda. La TV pequeña, con muchos canales pero con mucha "morralla" de teletiendas y demás. Ningún canal en Castellano o Inglés. Tampoco nos importó mucho.
El único problema es el comentado ascensor. Muy antiguo, de 200Kg de capacidad, y que estuvo parado tres días por mantenimiento sin previo aviso.... pfffff