El hotel es precioso, en medio de la selva (con lo que ello conlleva en cuanto a insectos) pero cuál fue nuestra sorpresa cuando preguntamos por una cerveza y nos dicen que no hay en el hotel debido a que es un hotel musulmán. Obviamente, estando de vacaciones en tal paraíso y a 35-40°C, que no dispusiesen de cerveza y no lo hayamos sabido hasta estar allí, pues fue bastante bajón.
Por otra parte el camino hasta Railay East es bastante llevadero y nosotros fuimos caminando tanto a la playa de Phra Nang como a Railay West.
En cuanto a la habitación nos tocó la 42 que es la más alejada y alta, sin vistas por tanta vegetación y unas sudadas tremendas cuando por fin llegabas arriba (lo dijo hasta el chico del servicio de habitaciones). Solicitamos cambio que nos concedieron a los dos días.
Hotel con mucho encanto, pero por no poder disfrutar de una cerveza hace que,
claramente, no volveríamos.