Bonito edificio en una zona tranquila de West Kensington, bien comunicada con las principales atracciones de Londres por metro (líneas District, Circle y Picadilly). Habitación renovada y bastante limpia, pequeña pero cómoda, con ducha amplia y camas confortables. En nuestro caso se encontraba en la última planta (tercera) y, al menos ahí, el silencio era total. A tener muy en cuenta, dependiendo de la condición de cada uno, que NO hay ascensor.
A destacar el útil detalle de tener enchufes "europeos" en las paredes, así como un par de puertos USB para cargar el móvil directamente.
El desayuno, sin ser maravilloso, es bastante aceptable y variado (cereales, frutas, bollos, fiambres) y agradecimos que viniese incluido.
En resumen, un hotel agradable, bien comunicado y con una buena relación calidad-precio, tratándose de una ciudad tan cara como Londres. Mientras el cuerpo aguante la ausencia de ascensor, volvería sin dudar.