Todo ha sido perfecto, es un poco difícil de encontrar la entrada ya que está escondida en un callejón, pero el hotel precioso! Sobretodo, me impresionó el servicio y la educación del recepcionista Paulo (espero estar escribiéndolo bien), quien nos acogió con mucho entusiasmo y nos dejó dejar las mochilas dentro de recepción para más seguridad.
El desayuno es un poco pobre, realmente, esperábamos que hubiese algo de fruta pero solo hay pan, queso, embutido, agua, zumo, café y cruasanes. No vale la pena realmente el desayuno.