El hotel es un palacete, de hecho dos, uno a cada lado de la calle.
Es un macro hotel, por suerte ya era temporada baja y sólo había algunos jubilados.
Las habitaciones son muy bonitas, todo moderno pero con un estilo palaciego muy agradable y acogedor. El baño muy moderno. Amplio y limpio.
El desayuno es un macro buffet con mucha variedad y de buena calidad.
La ubicación es muy buena, en pleno paseo marítimo, con vistas al mar y a un paso de la ninfa y principales atracciones y restaurantes de Opatija.
Sólo hubo dos cosas a mejorar. No se ve bien cuando vas en coche porque la recepción está en un callejón metida para dentro y es probable que te lo pases, lo que te obliga a dar una vuelta de 10 minutos o más. El parking está antes que el hotel cerca de la gasolinera, por lo que otra vuelta más. Podrían indicar la ubicación mejor.
Lo peor fue la amabilidad de la persona de recepción. De maneras muy secas y muy poco amable con frases del tipo "Para una noche no os voy a dar dos tarjetas de la habitación" y sin explicarnos nada del pueblo a pesar de que lo preguntamos "Ahí tenéis planos" fue la única indicación. Ni del desayuno, ni de los servicios del hotel.
Aín así lo recomendaría.