Magnifica ubicación, toallas rotas, papel sanitario de la calidad más baja, Miriam de recepción me dijo que era austeridad catalana lo cual se refleja hasta en el anuncio del hotel.
la ves anterior que llegue vivía el dueño, falleció, su esposa una señora de edad aproximada a 75 años anda por el hotel, es tétrica y te observa como
si estuvieras sin pagar.
Su bufet de desayuno también con austeridad catalana.