Está ubicado a una corta caminata del centro de York, se puede acceder a todas partes andando. El personal es muy amable, dan asesoramiento sobre sitios para comer y actividades. Es un lugar muy limpio, con decoración típicamente inglesa, muy acogedor y familiar.
Aunque los baños son compartidos, eso no supone un problema: están muy limpios, y se comparten entre pocas habitaciones.
Lo mejor de todo han sido los desayunos: comida casera, mucha variedad para elegir, y todo delicioso.
Nos ha gustado mucho, sin dudas repetiríamos en caso de volver a la ciudad.