Pasé dos noches en este hotel y lo he encontrado muy satisfactorio en relación calidad-precio, más aún teniendo en cuenta los precios de los hoteles en Salzburgo, especialmente en las fechas del festival de Agosto. Se ubica en la zona nueva de la ciudad, pero en cinco minutos andando has cruzado el río y te encuentras en el casco antiguo. Está en un callejón al que se accede a través de un pasaje que indica el aparcamiento de Linzergasse, desde esta misma calle, a la altura de Wolf Dietrich, así que llegar es más sencillo de lo que parece. La habitación individual es muy básica pero limpia, y de bastante buen tamaño. El desayuno no está mal, lo mejor de todo es que se sirve en la azotea, en una sala acristalada muy agradable y con vistas de los tejados de la ciudad, e incluso se puede tomar al aire libre, en la terraza. Un detalle positivo fue que pese a llegar bastante antes de la hora fijada para el check-in, me informaron de que mi habitación estaba preparada, así que pude instalarme inmediatamente. Lo recomendaría para personas que buscan un alojamiento limpio y céntrico, pero sin lujos. Volvería a alojarme en este hotel sin ninguna duda.