Si deseas experimentar una habitación con menos glamour que un hospital de los 80, éste es tu sitio. Radiador de juguete para disfrutar del fresquito, cortinilla de ducha de las que se te pegan si te atreves a ducharte, personal de limpieza entrando sin llamar a la habitación a las 9 de la mañana, que al menos tiene el detalle de ambientar la entrada, con cigarritos de los que no huelen a tabaco. Lo mejor, que no había sitio en el restaurante para cenar, tras sufrir el desayuno, finalmente resultó un alivio. Bonitas vistas al polígono industrial. Y servicio de furgoneta al aeropuerto a 7 euros por barba. Otros hoteles cercanos al aeropuerto tienen servicio gratuito.