La ubicación es perfecta, a 10 metros de una boca de metro de la estación central. El personal de recepción fue muy amable dándonos consejos sobre qué hacer, etc. La habitación no era muy grande, pero estaba bien. El baño era de plástico prefabricado, pero funcionó sin problemas. En la zona norte del hotel está el barrio de St. Georg, que de noche era un poco lúgubre, pero nos volvimos al ver que no había mucho que ver y sin problemas.