No es un hotel, es una casa de huéspedes. En general estuvo bien. Solo algunos detalles. Llegamos a las 10:40 y no había nadie en la recepción y estaba lloviendo. Entramos porque una persona nos permitió la entrada al edificio. La recepción abrió a las 12:40, tienes que avisar de tu llegada o no encontrarás a nadie. Nunca nos limpiaron la habitación. No fue un gran problema,pero pensábamos que incluía la limpieza. El impuesto por noche es de $3.50 euros por persona,el más caro que pagamos y ni siquiera es un hotel. El desayuno que incluye jamás lo vimos . Fui varias veces a la recepción a preguntar por el y nunca hubo nadie. De la limpieza tampoco pude quejarme con nadie. Te dan las llaves y nunca los vez de nuevo. El lugar es cómodo,muy sencillo pero con buena ubicación, a dos cuadras del vaticano. La pasamos bien, pero no esperes lujos.