El hotel en sí está muy bien, las habitaciones son amplias así como el baño, que resulta espectacular. Las atenciones son máximas, todo el personal te saluda y están atentos a tu mínimo deseo. Muchísimo personal educado y discreto.
La playa es sin duda un paraíso sacado de una postal, arena blanquísima, aguas límpias y transparentes...y lo mejor para nosotros fue hacer esnorkel y ver la cantidad de fauna marina a escasos metros y donde hacías pie.
La comida es bastante especiada, concretamente con exceso de cilantro para mi gusto. Mucha pastelería fina de postres de gran calidad. Bebidas caras...dos copas de vino valen lo mismo que una botella de buenísima marca aqui.
El acceso desde Male es muy rápido por lancha, pero si he de poner algún pero, este es a su vez el único inconveniente que le veo, está tan cerca de Male, que desde algunos puntos del hotel se ve la ciudad y su ajetreado puerto, lo que dista un poco de mi imagen de paraiso.